volver y ver tu mirada,
caminar y sentir tu abrazo al anochecer,
sonreír por el recuerdo inmemorable de tu perfume,
callar para no dejar salir un te amo,
silencio mutuo,
cosquillas individuales,
corazones que laten al compás de una sonata de Brahms,
sueños que se unen en plena conciencia,
aleteos entre las manchas estelares del universo cósmico,
tomar una estrella y regalarla a la mar...
comenzar por el final de la madrugada,
para concluir en el arroyo del encantamiento,
sentir euforia y pavor,
conjugados con miel y pasión,
mientras las manos de la vida me toman y me dejan
en el vaivén irrepetible del reloj,
en el minutero de los sentidos,
en la plena conciencia del licor acorazado de tu sienes...
para unificar la mirada en el encuentro furtivo del sentimiento pleno,
del dolor efímero, y de la soledad mutua.
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